Guerrero- De enero al 20 de agosto de este año se han registrado mil 896 sismos en Guerrero, de los cuales mil 690 han sido menores a magnitud 4. Esta entidad es tercer lugar nacional en sismicidad, sólo por debajo de Oaxaca y Chiapas. En todo el país se han desarrollado 20 mil 898 movimientos telúricos en lo que va del año.
Aunque los sismos no pueden predecirse, está la hipótesis de un gran sismo de 8.5 grados con epicentro en la Brecha de Guerrero, la que estiman que tiene una profundidad de 300 kilómetros y una longitud de 125 kilómetros desde los límites de Petatlán y Papanoa, municipio de Tecpan de Galeana, en la Costa Grande, hasta los límites entre Acapulco y San Marcos, en la Costa Chica; el movimiento podría desarrollar un tsunami con un escenario catastrófico para Acapulco y las costas de Guerrero, señaló el secretario de Protección Civil en la entidad, Marco César Mayares Salvador.
En México, los sismos más destructivos de la historia han alcanzado magnitudes de 8.1 y 7.6 grados, registrados el 19 y 20 de septiembre de 1985; así como el 7 de septiembre de 2017, de magnitud 8.2 y el 19 de septiembre de 2017, de magnitud 7.1, que, aunque no han sido los de mayor impacto, son los que más daños han causado.
Mayares Salvador dijo que desde 1913, hace 105 años, la Brecha de Guerrero no registra movimientos telúricos poderosos, acumulando una gran cantidad de energía, lo que ha acaparado la atención de varios especialistas que estudian el comportamiento de dicha falla.
Con base en la información del Atlas Nacional de Riesgos hasta 2010 y con la hipótesis de un tsunami provocado por un sismo con epicentro en la Brecha de Guerrero se consideraba que causaría daños en una población de 78 mil habitantes en las costas de Guerrero, en 40 mil viviendas, 23 centros de Salud y hospitales, además de 200 centros educativos, con un alto número de muertes por ahogamiento.
En este año, tanto la población como la infraestructura ha crecido en la superficie sobre la falla, por lo que los posibles daños son de pronóstico reservado.
La Asociación de Investigación Científica y Tecnológica para el Desarrollo Sostenible (Satreps, por sus siglas en inglés) integrada por especialistas japoneses de la Universidad de Kioto, investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) y de la Secretaría de Protección Civil de Guerrero realizan estudios y capacitaciones sobre la fisura, en un primer momento, en Zihuatanejo, La Unión, Petatlán y Coyuca de Benítez, en Costa Grande, y posteriormente Acapulco y San Marcos, en la Costa Chica.
Los especialistas han profundizado en los estudios de los mapas oceanográficos para determinar con exactitud el punto en el que habría posibilidad de la creación de un tsunami a consecuencia del hipotético gran sismo de la Brecha de Guerrero, aunque también podría ser provocado por un sismo con epicentro en otro punto, y no precisamente por la falla, por lo que han instalado radares en las aguas del mar frente a las costas de Zihuatanejo.
Los científicos también contemplan realizar simulaciones del posible impacto de un tsunami con mecanismos de evacuación, sistemas de alarma rápida y sectorización de zonas de mayor riesgo ante una embestida por el impacto de las olas de hasta 14 metros de altura, lo que podría causar daños hasta tres kilómetros y medio fuera de la ribera.
“Un tsunami es provocado por un sismo de grandes magnitudes” por una subducción, dijo el secretario de Protección Civil del estado, quien añadió que ocurre cuando una placa se levanta con gran fuerza sobre la otra, lo que causa una ola gigante. Con base en datos históricos, mencionó que en el año 1827 se registró un sismo severo en las costas de Nuxco, municipio de Tecpan, donde se registró una ola de más de 14 metros de altura que provocó daños catastróficos en la comunidad.
“No estamos exentos de que haya posibilidad de un tsunami” en la región de Guerrero, señaló el secretario de la dependencia. Informó que la entidad cuenta con un sistema de alerta para ese tipo de fenómenos y que lo opera la Secretaría de Marina con repetidores de la Secretaría de Protección Civil del estado.
En Guerrero, el sistema de alerta sísmica se compone de 96 sensores, con dos estaciones repetidoras, una en Chilpancingo y otra en Acapulco, que se activan con temblores de magnitud 5 o superior.
Los sensores “alimentan” a más de tres mil alertas sísmicas ubicadas en todo el estado. Este sistema está “trabajando en un 99 por ciento”, indicó el secretario, quien también comunicó que se encuentran en el punto de la ampliación de la red de sensores para convertirse en “espejo” del Cenapred que depende de la Coordinación Nacional de Protección Civil. En la actualidad, solamente 34 de los 81 municipios de Guerrero cuentan con sensores debido a que son “bastante caros”, comentó.
Reveló que hacen falta por lo menos tres repetidores tanto en Tierra Caliente como en Costa Grande, parte de la zona Centro y cubrir la Montaña, aunque planteó que para 2020 habrán logrado una cobertura con el sistema de alertas en un 75 por ciento de todo el territorio guerrerense.
Con base en información del Servicio Geológico Mexicano, el país está situado en una de las regiones sísmicamente más activas del mundo, en el área conocida como el Cinturón Circumpacífico, donde se concentra la mayor actividad sísmica del planeta.
“La alta sismicidad en el país es debido, principalmente, a la interacción entre las placas de Norteamérica, la de Cocos, la del Pacífico, la de la Ribera y la del Caribe, así como a fallas locales que corren a lo largo de varios estados”, detalla en su sitio web.
“Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Michoacán, Colima y Jalisco son los estados con mayor sismicidad en la República Mexicana debido a la interacción de las placas oceánicas de Cocos y la Ribera que subducen con las de Norteamérica y del Caribe sobre la costa del Pacífico frente a estos estados; también son afectados los estados de: Veracruz, Tlaxcala, Morelos, Puebla, Nuevo León, Sonora, Baja California, Baja California Sur y Ciudad de México”, explicó.
Las áreas de mayor riesgo en el país, que es donde no se han producido sismos de magnitud de 7 o más por un largo periodo de tiempo, se ubican en la Brecha de Guerrero con 105 años de acumulación de “energía elástica”; la Brecha de Jalisco con más de 70 años y la Brecha de Chiapas con más de 300 años.
Los sismos no pueden predecirse, pero la población debe estar preparada para un movimiento telúrico de hasta 8.5 grados, manifestó el secretario de Protección Civil estatal. (IRZA)
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